¡Hola,
hola! Sí, ya sé qué desde el lunes de la semana pasada no he subido nada al
blog. Pero es que he estado algo liada entre el examen de inglés que he tenido
esta semana e ir adelantando las cosas para el trabajo de final de grado.
Pero
como ya sabéis o al menos os lo imagináis mi gran ventaja con el TFG es que es
sobre literatura y mientras voy acabando sus apartados aprovecho y subo un post
con ese apartado. O sea que hoy toca hablar de esos fantásticos seres que
habitan en nuestras historias favoritas de fantasía. Y precisamente de los
aéreos, es decir aquellos que viven en el cielo y vuelan.
Tal como
dice Ruggeri, todos los seres fantásticos que los autores han creado “son
expresiones de los miedos y los deseos más intensos del ser humano” (Ruggeri
2005:6). O cuando Gmorck, personaje de La Historia Interminable de Ende,
le dice a Atreyu que todos los seres que habitan Fantasía en el mundo real se
convierten en “mentiras”. Por lo tanto, existen muchas criaturas maravillosas
creadas por el ser humano y su subconsciente.
Estos
seres “demuestran la necesidad psíquica del hombre de representar sus fantasías
y angustias” (Ruggeri 2005:7) y son clasificados en once especies: aéreos,
terrestres, marinos, subterráneos, muertos vivientes, artificiales,
interplanares y, por último, ángeles y demonios.[1]
Entre
estos existe el ave fénix, el cual aparece en muchos libros como Harry
Potter. Sus orígenes están en el antiguo Egipto y el ave Bennu, la cual
“fue la primera que se posó en la colina primigenia que se había originado del
cieno” (Ruggeri 2005:12). Ésta tiene la capacidad de morir entre llamas y
renacer de sus propias cenizas. Con el aspecto de un águila enorme y esbelto,
de plumaje dorado y rojo y se alimenta del aire y el rocío. Una de sus
características más preciadas es la curación de las heridas y el alivio de la congoja
a través de sus lágrimas. Representa al sol en la mitología egipcia y es
ejemplificación de la eternidad y el ciclo de la vida (Ruggeri 2005:13)
Dentro
de Las mil y una noches encontramos el relato de “Simbad y el ave Roc”.
En él este animal es descrito como un ave enorme de gigantescas alas oscuras y
un pico dorado y grotesco. Su aletear es muy pesado y “se alimenta de animales,
restos y carroñas. Viven en las altas montañas de algunas islas del Océano
Índico” (Calderón 2006:16). Suele ser ilustrado y dibujado como un águila con
plumaje marrón y dorado. Dicen que está relacionado con el Aepyornis que
vivía en Madagascar y era un ave de gran tamaño y más grande y pesado que el
avestruz. (Ruggeri 2005:16)
Los
grifos tienen una larga historia detrás de su ferocidad. Los antiguos griegos
los describen como un pájaro de cuatro patas semejantes a las del león, cuello
rojo o azul, recubierto de plumas negras por la parte del pecho y alas blancas
con el tamaño de un lobo grande. Ruggeri dice que en el siglo XVII era
representado con cuerpo y patas traseras de león, cabeza y garras de águila y
largas orejas para tener fuerza e inteligencia. Simbolizaba la soberbia.
(Ruggeri 2005:18-19)
Las
arpías son según Manuel Calderón representación de los peores vicios. Su hábitat
natural son las cuevas profundas. Poseían la parte inferior del cuerpo y alas
de buitre y pechos, cabeza y antebrazos de bruja, estos últimos estaban llenos
de escamas (Calderón 2006:66-67). Su lenguaje es el de los gritos y los
cacareos.